lunes, 17 de noviembre de 2008

El horror de Dunwich (1970)




El horror de Dunwich, más bien el horror a secas como repetía una y otra vez Kurtz en El corazón de las tinieblas y maldigo el Cielo si no tengo razón, es sin duda alguna una de las más horrorosas adaptaciones que he visto en años, tal vez sólo superada por Alone in the dark de Uwe Boll. Malas actuaciones, una orgía hippie que nada tiene que ver con Lovecraft o con cualquier cosa remotamente terrorífica y un ritmo terrible que no hace otra cosa que meter relleno en una historia que apenas merecería quince minutos. El relato corto de Lovecraft es brillante, se percib el terror de la criatura asolando el pueblo y la lógica interna no se pierde en ningún momento. Sin embargo la película homónima no tiene nada de eso. Wilbur Whateley es un joven interesado en el Necronomicón, un libro expuesto en la biblioteca de la Universidad de Miskatonic en Arkham. Intenta leerlo infructosamente cuando el dueño del libro, el doctor Henry Armitage se lo impide, tras una charla en un pub con él y dos jóvenes consigue que una de ellas lo lleve a casa en su coche. Una vez allí la droga o algo y consigue hipnotizarla y hacerse con su voluntad. Una de las escenas que más gracia me hizo fue cuando la joven se encuentra de bruces con el abuelo del muchacho, en vez de ser educada y explicar que es lo que hace en su casa, se pone a gritar como una loca llamando a Wilbur. No vaya a ser que el viejo se hubeira colado y tratase de violarla. Descubrimos como al nacer Wilbur otro engendro vino al mundo con él. Por supuesto, lo tienen encerrado detrás de una puerta de madera. El Wilbur aparenta ser un gerontofílico ya que no para de decir que los viejos tienen que volver, desconozco que es lo que dice en la versión original, pero me suena más que fueran antiguos o algo así. De todos modos el muchachote éste entra en la biblioteca donde se encuentra guardado el libro pero es descubierto por el guarda de seguridad, en una de las maniobras intenta escapar cutremente por la ventana por la que entró, pero finalmente consigue acabar con el guarda por medio de una lanza que sujetaba una armadura medieval. Con el Necronomicón en sus manos y la joven para realizar el conjuro se dirige a una especia de altar situado cerca de su casa. El doctor Armitage tiene que detener con la ayuda del médico del pueblo un linchamiento al más estilo groeningniano pero de todos modos afirma que hay que acudir a la mansión de los Whateley. Por cierto, el hermano raro de Wilbur consigue salir de su encierro y asola las casas rurales como si fueran de papel. Tal vez la puerta que lo encerraba era del mejor roble, ni idea. De todas formas al final el doctor se enfrenta con Wilbur en la cima donde se encuentra el altar de sacrificios. Con un par de yo-nimas o algo así consigue quemar al invocador que cae por el acantilado, el hermano perece también y el mal está destruido. O eso parece porque la imagen de un feto emergiendo de la tripa de la joven rescatada es lo último que vemos. Mención aparte merece la banda sonora. Es horrible, si a eso se refiere el título de la película mi más sincera enhorabuena, lo han conseguido. Como bien anotó Ortodoxo, la banda sonora tiene un cierto parecido con la de Love story pero a lo cutre y con efectos sonoros digitales. En definitiva, de momento no he visto ninguna película basada en las obras de Lovecraft que haya sabido captar su espíritu. La única que tiene un estilo similiar es En la boca del miedo (In the mouth of Madness) de John Carpenter. Criaturas viscosas y deformes que tratan de entrar en nuestro mundo. No está basado en ningún relato concreto pero los arquetipos están ahí y el título de la película es muy semejante al de En las montañas de la locura, si atendemos al título en inglés.

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