El Inquisidor

Hace un tiempo publicamos la portada de El Inquisidor con Christopher Lambert como protagonista. Tenía una pinta terrible y conociendo como hacía aguas su carrera desde hace décadas no me atreví a ver esta película ambientada en la España inquisitorial. Pero el aburrimiento es un arma mortifera por lo que decidí darle una oportunidad y me picaba el gusanillo ya que es raro encontrar películas en la España de esta época.

Ruy de Mendoza es el corregidor de su pueblo natal al que vuelve después de un tiempo. Una serie de extraños y macabros asesinatos de nobles ocurren prácticamente delante de sus ojos. Sin embargo todos ignoran los sucesos como si nunca hubieran pasado. Ruy se refugia en su adiccón al alcohol y de vez en cuando intenta desenmarañar la trama que se cierne sobre su jurisdicción. Tras un montaje caótico hecho a partir de escenas bruscas y un guión sin pulir descubrimos por fin el terrible secreto que se cierne sobre el pueblo. Todas las casas señoriales son de origen judío, huyeron de la Inquisición y ocultaron su pasado falsificando los libros de genealogía. Incluso su madre le revela que ellos también son judíos y como prueba le muestra la llave de su casa en Granada. Acepta su origen y tenemos una escena épica digna de El Padrino donde el mismísimo inquisidor de la localidad oficia su boda. En la última escena Ruy y su nueva esposa (también judía conversa) realizan una ceremonia secreta en una cripta.

No voy a decir que es una buena película. La ambientación es penosa. No en vano fue rodada en Hungría para abaratar costes. Como ya dije antes el montaje es muy malo, parece acortar media película. Todo es abrupto y de sopetón. Las actuaciones, salvando algunas excepciones, son dignas de las películas de la sobremesa pero aún así tiene algo. Sobre todo lo que la salva es el final. Con un buen director y mejor reparto se podría haber hecho una gran película.