Tony Blair fue requerido, por la comisión que estudia la guerra de Irak en el Reino Unido, para aclarar los motivos que llevaron al ex-primer ministro británico a apoyar la invasión y derrocar a Saddam.
Ni corto ni perezoso, el locuaz político, ha reconocido que su decisión vino motivada por los atentados del 11S y por la “malvada carrera” de Saddam Hussein. En ningún caso su resolución obedeció a un hecho o prueba del conocimiento, más allá de toda duda razonable, de la presencia o tenencia de las demanditas armas de destrucción masiva. Con todo, reconoció que fueron muchos los que en aquel entonces recomendaron e inquirieron al mandatario para que no continuara con la intervención, opiniones que el tenaz escocés prefirió ignorar con una voluble flema yanqui.
Dos cortes de su intervención: Aquí1 y Aquí2
sábado, 30 de enero de 2010
Tony Blair, el escocés que inició una liberación y acabó en una comisión.
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