lunes, 28 de marzo de 2011

Evilspeak (1981)


El otro día para no variar vimos una gran película protagonizada por el hermano feo de Ron Howard (y mira que es difícil). Clint Howard será siempre recordado por interpretar al alienígena jodido de Star Trek (véase abajo la foto). Tiene una carrera amplísima, seguramente debido a su peculiar fisionomía, pero con lo que nos encontramos aquí no tiene nombre.

Clint protagoniza el papel de un pobre huérfano (Stanley Coopersmith) que está en una academia militar donde es objeto de burlas. Juega en el equipo de fútbol y por ser un paquete sufre el acoso de unos cuantos compañeros de equipo. Aquí hay que hacer un inciso porque manda cojones que los compañeros le digan nada cuando ellos son casi peores. Sus dos únicos "amigos" son un cocinero italiano guarrísimo (en serio, ¿qué coño hace este tipo en una academia militar?) y un negro de puta madre quien siempre acude en su ayuda. Afortunadamente cae en sus manos un libro de hechizos maléficos escrito por un tal Padre Esteban mientras limpia los sótanos de la iglesia de la Academia Militar. Este monje resultó ser exiliado de España por la Iglesia debido a que era un poco satánico y, cómo no, acabó en California. El bueno de Stanley transcribe parte del libro en un ordenador para traducir el texto que está en latín (cágate Traductor de Google) y de alguna forma pilla un virus que lo sataniza y no para de repetir los ingredientes que se necesitan para invocar a Esteban o algo parecido.

La película es insufrible y básicamente se salva por poco en los últimos diez minutos. Los abusones descubren la habitación secreta del sótano y allí encuentran el cachorro de Stanley al que matan (no voy a explicar de donde lo sacó porque es irrelevante para la trama). Su profesor descubre su lugar secreto y de una forma surrealista el tirillas de Coopersmith lo agarra a pelo y lo lanza a varios metros de distancia dejándolo clavado en una lampara colgante con pinchos. Recoge su sangre y con el último ingrediente comienza la misa negra. Al acabar consigue superpoderes y con ayuda de una espada y unos jabalíes rabiosos mata a todos sus "enemigos". Finalmente el epílogo nos cuenta como Stanley acaba en una institución mental. Lugar donde también estuvimos nosotros a punto de acabar si no fuera por la cerveza.

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