El 8 de marzo de 1989 Paulino Fernández, vecino de Sorribas, Chantada, comía tranquilo con su esposa y hermano. Acabado el almuerzo, se levantó de la mesa y salió de casa con la sana intención de matar con un cuchillo a todo aquel que pasaba por delante, dejando a puñaladas, seis cadáveres y otros tantos heridos.
Saciada su cuchillitits, volvió al domicilio familiar para prender fuego a la casa y, como último acto en la tierra y en homenaje vikingo, esperar tumbado en la cama untándose con salsa perrins.
Como relataron los vecinos, no era un hombre malo, no era un hombre bueno, era un hombre algo huraño… preocupado por sus tierras ”deixa o marco ahí”.
Bueno pues, ante este héroe, al más puro estilo gallego, los buenos de Patrullero Mancusode, grandes poetas de la generación de la jeringuilla, hicieron este homenaje al artista difunto, dejando entre grandes versos entremezclados las siguientes reflexiones:
“Paulino Fernández, eres un tío grande, dejando muy alto el pabellón español”
“Después de haber visto en la tele, tú brillante actuación, los aquí reunidos llegamos, a la feliz conclusión”
“En Texas no saben, en Texas no saben, en Texas no saben matar”
jueves, 6 de mayo de 2010
La matanza de Lugo- Patrullero Mancuso
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Extrañas cosas se cantaban en los ochenta.
ResponderEliminarMás extrañas las canto yo en la ducha
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