viernes, 27 de enero de 2012

House of Cards


Las series británicas de televisión tienen ese áurea mística que las envuelve que por alguna razón suelen ser de una muy alta calidad. Tal vez sea la mezcla de buenos actores y guiones o simplemente una tradición basada en el buen hacer. Lamentablemente algunas de estas pasan de puntillas por España y este es el caso de House of Cards, una mini serie de cuatro capítulos. Su éxito en el Reino Unido quiso que tuviera dos temporadas más con la misma extensión cada una.

Puede que con unas mini series tan cortas consigan lo que en otros países no pasa tanto: grandes series que acaban engullidas bajo el peso de tantos capítulos y arcos argumentales que lo vuelven todo farragoso. Casos paradigmáticos serían Lost, Prison Break e incluso Battlestar Galactica donde también después una buena temporada se fue diluyendo entre altibajos y un final no exento de polémica entre los fans. Otro caso para el estudio es Heroes. Tuvo un buen comienzo pero pasó a convertirse en un maratón de ciegos corriendo por una habitación cerrada. ¿Alguien más se pregunta que coño pasó con la chica irlandesa que Peter se llevó al futuro alternativo? Darker than black y la grandiosa Misfits son muestras de cómo hay que hacer una serie de superhéroes. Por eso no es de extrañar que Breaking Bad y True Blood sean de las mejores series americanas del momento gracias a que tienen la mitad de capítulos que cualquier serie normal.

La historia comienza con la caída de Margaret Tatcher. Los conservadores se preparan para elegir su nuevo líder. En el caso que nos ocupa tenemos a Francis Urquhart quien, de un modo shakesperiano, hace todo lo posible, legal o ilegal, para alcanzar el liderazgo del partido conservador y cuenta, cómo no, con el inestimable apoyo de su esposa. Capítulo tras capítulo vemos como Urquhart acude a todo tipo de métodos para ir deshaciéndose de sus rivales con la inefable ayuda de un relaciones públicas cocainómano y una ambiciosa periodista (Mattie Storin) quien le ayudará a filtrar a la prensa todo lo que le sea conveniente a su causa. Uno de los detalles que lo hace diferente son los saltos constantes a la cuarta pared que realiza Urquhart. A veces justificando sus acciones otras veces simplemente explicando su punto de vista sobre diferentes temas.


Recomendable para los que disfrutan con los antihéroes.

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