Como en la vida misma, las relaciones internacionales basan su complejidad en un principio único y básico, la grandeza (de espíritu, de altura o de tamaño de…). De la grandeza parten los mejores ideales y los movimientos de opinión que nos hacen saltar de la silla y proclamar con nuestro dedo acusador las verdades objetivas que todos tenemos; pero con la que está cayendo y desde la cómoda frialdad de la distancia, quién es más culpable el que ofende o el que responde con brutalidad, el moralista libertador que no levanta un dedo o el frío estratega que conspira en la sombra. Este verano la política exterior ha conseguido algo brillante, nos ha dejado con el convencimiento de que todo el mundo es malo pero con la crisis que tenemos y la falta que nos hace el dinero quién se puede enemistar con nadie, mejor dinero en mano y los muertos lejos y sin fotos.
El oso ruso acaba de golpear en Georgia ,y de una manera increíblemente certera, la situación de EE.UU., el declive del imperio que hace años llevamos escuchando parece ahora ser real, ya “solo” les queda la fuerza de sus medios de comunicación para mover el mundo, que no es poco, pero no dan golpeado la mesa como antes para hacer reaccionar a otro país, ya que ahora las aventuras en oriente próximo han hecho menguar la fuerza del gigante de una manera impensable hace 3 años. Rusia no es ninguna monjita de la caridad y los ademanes en Georgia serían mayores si la proximidad con Europa no hiciera sonrojar a nuestras autoridades obligándolas a actuar, pero no nos debemos dejar llevar por nuestra “objetividad” hacia el pensamiento cómodo y poco realista en el que Rusia actúa con la frialdad de las películas de James Bond en Osetia del sur. La cruda realidad es que tanto los separatistas de Osetia como el gobierno georgiano son tristes marionetas que menean de mala manera dólares y rublos. Entonces, llega la pregunta que marca todo, si la actitud que Georgia ha tenido en la región de Osetia tuvo el beneplácito de EE.UU., ¿no habrá querido dar un mordisco demasiado grande para la “grandeza” mostrada? Sobretodo teniendo en cuenta que ni en el control del aeropuerto (puede) va a participar EE.UU.
El oso ruso acaba de golpear en Georgia ,y de una manera increíblemente certera, la situación de EE.UU., el declive del imperio que hace años llevamos escuchando parece ahora ser real, ya “solo” les queda la fuerza de sus medios de comunicación para mover el mundo, que no es poco, pero no dan golpeado la mesa como antes para hacer reaccionar a otro país, ya que ahora las aventuras en oriente próximo han hecho menguar la fuerza del gigante de una manera impensable hace 3 años. Rusia no es ninguna monjita de la caridad y los ademanes en Georgia serían mayores si la proximidad con Europa no hiciera sonrojar a nuestras autoridades obligándolas a actuar, pero no nos debemos dejar llevar por nuestra “objetividad” hacia el pensamiento cómodo y poco realista en el que Rusia actúa con la frialdad de las películas de James Bond en Osetia del sur. La cruda realidad es que tanto los separatistas de Osetia como el gobierno georgiano son tristes marionetas que menean de mala manera dólares y rublos. Entonces, llega la pregunta que marca todo, si la actitud que Georgia ha tenido en la región de Osetia tuvo el beneplácito de EE.UU., ¿no habrá querido dar un mordisco demasiado grande para la “grandeza” mostrada? Sobretodo teniendo en cuenta que ni en el control del aeropuerto (puede) va a participar EE.UU.
Está claro que entre los Estados siempre ha existido un ius naturalis como el que creía Locke que existió entre los hombres del pasado hasta que nombraron un rey y pasaron mágicamente al ius civile. Me temo que nunca alcanzaremos es ius mientras la ONU siga siendo la mierda que es. Así que todos a rezar, en ruso o chino, por supuesto.
ResponderEliminarNo creo que exista esa conversión para los estados, solo en causas extraordinarias, la ley del más fuerte siempre prevalece, de ahí las uniones entre estados como la UE.
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