La política internacional parece un eterno deja vu, en el que las reuniones y conferencias saltan en el calendario para dar soluciones a los problemas del mundo. Lo irónico del asunto es que busquen soluciones quienes los crean, tal vez ese sea su trabajo crear y “descrear”, no confundir con solucionar, problemas.
El club más selecto en este tipo de reuniones sería el G8, amén de grupos secretos y demás clubes de la gente más influyente, que hace una semana se reunía en Japón para ofrecer sus particulares soluciones a la economía mundial, al cambio climático (como no), al desarrollo africano y a ponerse de acuerdo en que Irán y Corea del norte son muy malos. Vamos que el cambio climático para el 2050, la economía mundial ya se verá y el desarrollo africano y los regimenes totalitarios dependerán de lo que nos puedan dar. Todo esto me suena, en la anterior reunión del G8 ya se habían tratado temas muy parecidos y las soluciones se habían puesto encima de la mesa, pero ahora no debemos estar tan mal como antes ya que ahora las soluciones aún se aplazan más en el tiempo. Quienes alegraron y pusieron una nota de color en la cumbre fueron los norteamericanos que dieron dos lecciones de honestidad impensables para está administración, tal vez porque ya se van, aún así sorprende. La primera fue un sospechoso dossier en le que se tildaba a Berlusconi de presidente de un país “conocido por su corrupción gubernamental y su vicio” y lo mejor “un empresario con grandes propiedades e influencia en los medios de prensa internacionales, considerado por muchos como un político diletante que llegó al cargo sólo mediante el uso de su considerable influencia en los medios nacionales”, inquietante no creen, algo que todo el mundo pensaba pero que nadie pensaba que los estadounidenses pensaran, complicado pero real. Novedosa fue, también, la despedida de George Bush, algo emotiva y en la que por primera vez sale de sus labios una frase llena de verdad aunque pretendiera ser sarcástico “Adiós de parte del mayor contaminador del mundo”.
Otras cumbres deja vu suelen ser las que mantienen israelíes y palestinos, siempre salen con buenas palabras y acercamientos hacia la paz, hasta que algún desgraciado de alguna de las partes prende la mecha y adiós paz. Olmert asegura que “Palestinos e israelíes nunca hemos estado tan cerca de la paz", ni tan cerca ni tan lejos, ojala sea verdad. Hay que "aprender a amarse" les dijo el pequeño Sarkozy a los lideres de oriente medio en la cumbre parisina, que pretende poner los pilares a una unión mediterránea para plantear soluciones, a los ya manidos problemas de por si, como la ecología, una universidad para todos, paz, amor, esto parece una broma de mal gusto. Pero cuantas uniones hacen falta, mismos problemas que son planteados una y otra vez en diferentes escenarios en los que siempre hay uno o varios lideres que han estado en otras reuniones en las que ya se han planteado los mismos problemas y que… y todo para nada, bueno para que paseen sus majestades.